Opinión: Bosque arrasado, por Marilyn García

“Cuando un bosque milenario es arrasado por alguna catástrofe, se entiende que jamás volverá a ser el mismo. Con intenso trabajo y cuidado, crecerá uno nuevo y diferente pero útil y con su belleza particular”

 

VENEZUELA-MADURO

Finalizada la segunda gran guerra en 1945, las acciones emprendidas por los países del bloque de los aliados, encabezados por los Estados Unidos, durante los primeros años de la reconstrucción europea,  incluyó el suministro de recursos financieros tales como el Plan Marshall (EEUU), el cual benefició a 18 países de Europa occidental, hasta los acuerdos de Bretton Woods que derivaron en la creación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entidades financieras todavía activas a nivel mundial. Sin embargo los auxilios financieros internacionales no fueron equitativamente distribuidos entre todos los países participantes de esa contienda bélica ni se consideró otros que no estuvieron directamente involucrados pero si afectados, tales como Italia (perteneciente al bando enemigo o Eje)  o a España y Portugal no pertenecientes a bloque alguno.

Un número importante de nacionales de esos países marginados, buscaron mejoras económicas y de condiciones de vida en tierras  americanas, con destinos predilectos según sus orígenes. Para los nacionales de Italia, Estados Unidos, Argentina, Venezuela en orden decreciente; para los originarios de Portugal, Brasil y en menor medida, Venezuela y EEUU; y para los españoles los destinos predilectos fueron México, Venezuela, Colombia, países andinos, caribeños y EEUU. Esta masa de emigrantes se convirtió en la segunda fuente de ingreso de sus correspondientes países, ya que periódicamente enviaban dinero a sus familias en Europa, por lo que estos emigrantes no sólo fundaron una nueva vida en los países que los recibieron sino que también contribuyeron al resurgimiento de sus lugares de origen.

Por otro lado, la Venezuela de los últimos 20 años pasó de ser un país que abre los brazos a los inmigrantes, a exportar nacionales, muchos de ellos profesionales altamente calificado, debido a políticas económicas erradas, destrucción del aparato productivo, deterioro social, asistencial y educativo debido a la implantación de una obsoleta ideología política. Según un estudio reciente de la Universidad Simón Bolívar, sólo en el año 2017  dos millones y medio de nacionales dejaron Venezuela con destino a todos los confines del mundo y no siempre son bienvenidos en esos destinos.

Más allá de las grandes diferencias que rodean esas emigraciones de pos  guerra y el actual flujo de emigrantes venezolanos, en ambas situaciones los nacionales que abandonan su terruño buscan en primer lugar un sitio donde vivir, donde pueda tener acceso a ejercer una actividad productiva legal y válida que les permita un nivel de vida digno y seguro, así como la posibilidad de enviar remesas en moneda fuerte a familiares y allegados que permanecen en sus países de origen.

Momentos históricos diferentes, países arrasados y destruidos por razones distintas pero emigrantes movidos por los mismos anhelos. Tal vez son las diferencias temporales las que hagan que los recibimientos en los países de acogida sean distintos.

Marilyn García para Economia365.